Wednesday, 23 December 2015 10:14

DIEGO URDIALES RETRATO DE PUREZA EN LA REVISTA CULTURAL CLARÍN TAURINO

Se ha cumplido ya medio año desde que viera la luz el libro "Diego Urdiales, Retrato de Pureza" editado por UnomasUno editores. Muchas han sido las críticas y reseñas de todo tipo dedicadas a la obra literaria. En esta ocasión queremos deternernos en el artículo que Covadonga Saiz Bernuy escribió en la Revista Cultural Clarín Taurino que dirige esta periodista bilbaína desde que en 2014 sucediera a su padre Alfonso Saiz Valdivieso que a su vez se había hecho cargo en 1973 de la publicación fundada por su progenitor, Antonio Saiz Navas "Claridades" en el año 1957.

Extracto del artículo de Covadonga Saiz Bernuy en Clarín Taurino edición 2015

El 19 de mayo se presentó en el Círculo de Bellas Artes de Madrid “Retrato de Pureza” un libro de lujo editado por N+1 y dedicado a la figura del matador de toros Diego Urdiales, a quien podemos calificar como un caso único e insólito en la historia de la tauromaquia de las últimas décadas. ¿Por qué un caso insólito? Pues bien, que Diego Urdiales sume tan pocas corridas a lo largo de una temporada, siendo tan buen torero… es injusto; que un hombre que tiene posiblemente el concepto más puro del toreo de cuantos hacen el paseíllo en la actualidad, no esté anunciado en todas la ferias de España(…)

(...) Diego Urdiales es uno de esos hombres que habiendo nacido en el siglo XX podría ser un eslabón suelto de esa época renacentista en la que  el hombre se hizo con las riendas de su propio destino retomando los elementos de la cultura clásica para construir un mundo cuyos cánones se basasen en  la búsqueda de la verdad, la pureza y su propio conocimiento, el de sí mismo.
El hombre del Renacimiento estaba dispuesto a aceptar su propio destino tanto en los momentos prósperos como en la adversidad. Los que destacaron en algo lo hicieron modelando su propia vida con caracteres poco comunes. Ningún renacentista logró el éxito de manera inmediata ni fácil. Todos los grandes descubrimientos y avances se produjeron con mucha lentitud. Un ejemplo de ello lo constituyó Nicolás Copérnico, cuya teoría sobre la tierra fue fruto de 30 años de observación de las estrellas y los planetas. Y llevado al mundo del toro, parece que la teoría platónica de que los mejores deberían ocupar los puestos más importantes de la pirámide o como en el renacentismo, las grandes obras se hacen esperar… Diego Urdiales es ese pro hombre al que le ha tocado vivir en un tiempo que no es el suyo. Parece que la luz de su conocimiento, de su tauromaquia construida sobre los soportes del clasicismo, es reconocida por los mejores, pero no por los que mandan en esto. Inaudito, insólito.
Diego Urdiales representa hoy ese tipo de producto que en la alimentación solo se encuentra en las tiendas de “Delicatessen”, en el comercio pequeño y cuidado donde el precio siempre es más alto porque la selección y elaboración del mismo se lleva a cabo con rigor, exigencia y mimo. Los demás productos, los más vendidos, son los que se apilan en estanterías etiquetadas con precios estándar y el consumidor los adquiere en grandes superficies porque son más baratos y punto.
La meta de los renacentistas era salir del oscurantismo de la época medieval para alcanzar la luz a través de la verdad. Y eso es lo que en la tauromaquia actual, representa Diego Urdiales: verdad. Si Platón defendía la teoría de que la sociedad  debía estar gobernada por sabios y que las clases más altas las ocuparían los más preparados, Diego Urdiales pertenece a otra época. Su posesión del “virtus”, que en el Renacimiento era sinónimo de viva inteligencia, y una voluntad indomable acompañada por una energía que todo lo vence, es lo que le convierte en un torero diferente cuya grandeza se ha ido revelando poco a poco y ha conquistado a la afición más exigente, a los toreros de ayer y de hoy. Y ese reconocimiento se ha visto plasmado en un libro con el que muchos toreros soñarían  y en el que ilustres firmas del periodismo, la literatura y el toreo se lo transmiten.
Por diferentes circunstancias (escasas contrataciones y un factor suerte que no le acompaña), no es torero al que se le contabilizan muchas orejas,pero al que de verdad sabe de esto, no le pasa desapercibida la calidad de un torero como el de Arnedo que huye de alharacas y se centra en lo fundamental porque solo sabe caminar por la vida como lo hace en los ruedos, sin alterar el gesto, sereno, tranquilo… cualidades que responden a una forma de ser y vivir forjadas a base de constancia, paciencia, sacrificio y trabajo.
No dejo de pensar en aquellos tiempos en que Diego se sentaba en la escalera del palco de prensa junto a su amigo-hermano Alfredo Casas para asistir a nuestras Corridas Generales. Yo le observaba y me fijaba en su mirada, profunda, sin resentimiento, llena de serenidad. Urdiales siempre me ha transmitido una paz similar a la que se siente cuando uno escucha el ruido del agua que brota de una fuente o el rumor de las olas rompiendo en la playa durante la noche. Después de tantos años viendo las corridas desde aquella escalera en el tendido alto número 4, se le dio la oportunidad en Bilbao con la corrida de Victorino en el 2008. Al dar la vuelta al ruedo paseando orgulloso la oreja ganada por ley, llegó a ese tendido donde tantos sueños se habían fraguado en compañía de amigos y periodistas. Se detuvo unos segundos a la altura del tendido 4 mientras todos, sin excepción nos levantamos de nuestros asientos para aplaudirle y hacerle llegar nuestra emoción. Todo el palco de prensa, que nunca hasta entonces se había manifestado abiertamente a través del aplauso porque se considera que los periodistas deben ser imparciales, estaba en pie. Diego alzó la mirada  hacia donde estábamos sus amigos, apretó con fuerza la oreja, se la llevó al corazón y sin euforia alguna recogió desde el centro del ruedo, con esa paz que le distingue, una ovación que nos llegó al alma. Fue uno de los momentos más intensos y emocionantes de cuantos he vivido en Vista Alegre.
Así que este “Retrato de pureza”, que se adentra en las entrañas del maestro, es un homenaje al torero y al hombre que a pesar de no estar en la primera línea de la escena impuesta por el sistema, sí lo está para ese grupo de sabios que le dedican en esta magnífica obra un reconocimiento que no atesoran los que ocupan la “pole” del toreo. Por eso es un caso único, admirable, romántico, emotivo...
Al pensar en este torero, me viene a la cabeza una frase de  Burt Lancaster en una de sus películas míticas: “las águilas vuelan en solitario y los cuervos en bandada”. Diego Urdiales decidió ser águila y volar en solitario porque desde que se vistió de luces por primera vez quiso sentirse dueño de su destino y elegir de quien se rodeaba para alcanzar su sueño. Puede que no tenga millones en el banco ni 60 corridas firmadas, pero es poseedor de algo que le hace mucho más rico: una mujer que cree en él (Marta), la admiración de quienes en su día volaron como águilas en solitario y un puñado de amigos de verdad que llevan hasta el infinito el lema “creo en ti” y se han lanzado a la aventura de editar un libro de lujo, porque Diego … no es torero de ediciones de bolsillo.


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