Diego Urdiales

Diego Urdiales

Sábado, 13 Julio 2019 00:00

URDIALES BORDA EL TOREO EN ARÉVALO

Diego Urdiales bordó el toreo en Arévalo y salió por la Puerta Grande tras desorejar a su primero de Garcigrande en una faena de sentimiento y perfección que prontó encandiló a los tendidos por su profundidad y su limpieza de formas.

Miércoles, 10 Julio 2019 00:00

LA TORERÍA DE URDIALES EN PAMPLONA

...Diego Urdiales salió a lo suyo. Que es torear. Lacio el capote, sueltos los brazos, intermitente el toro de principio. Y acarnerado y cuesta arriba. Como si saliese de un embudo. Un par de verónicas limpias y una media enroscada. No tan arrebujada como la del cadencioso quite por delantales. Mal y traseramente castigado, no ayudó el piquero a que descolgara. Sólo en el embroque. Y Urdiales se reunía ahí con la embestida. Ese instante de belleza en su derecha. Antes de que perdiese la humillación según dibujaba el muletazo. Que a veces la embestida enrazadita amontonaba con su repetición antes de hora, sin salirse de los vuelos. Los retazos, la fidelidad a un concepto que no vende ni se vende, esbozos de naturales como si escanciara la muñeca. Las trincherillas salpicaron como perlas el cierre hacia las tablas. Un pinchazo, la estocada atravesada sin muerte y el descabello no evitaron la ovación. Un leve milagro de torería...

Extracto de la crónica de Zabala de la Serna en El Mundo.

Monumental de Pamplona. Miércoles, 10 de julio de 2019. Sexta de feria. Lleno de «no hay billetes». Toros de Jandilla y dos de Vegahermosa (1º y 6º), un cinqueño (3º), una escalera destartalada; de juego también muy desigual.

Diego Urdiales, de azul pavo y oro . Pinchazo, estocada atravesada y dos descabellos. Aviso (saludos). En el cuarto, media estocada (silencio).

Sebastián Castella, de malva y oro. Pinchazo, media estocada caída y descabello. Aviso (silencio). En el quinto, estocada trasera (oreja y fuerte petición de la segunda).

Roca Rey, de gris perla y plata. Pinchazo hondo tendido y 13 descabellos. Dos avisos (silencio). En el sexto, dos pinchazos hondos y dos descabellos (silencio).

Sábado, 29 Junio 2019 00:00

DOS OREJAS Y SALIDA A HOMBROS EN SEGOVIA

Diego Urdiales logra salir por la puerta grande del coso de Segovia tras cortar una oreja en cada uno de sus toros de la ganadería de Román Sorando el segundo devuelto, en su lugar salió otro del mismo hierro.

Martes, 18 Junio 2019 17:54

BENEFICENCIA LA CORRIDA MÁS DESEADA

Diego Urdiales se anunciaba por vez primera en sus 20 años de alternativa en la corrida extraordianaria de la Beneficencia, Las Ventas a rebosar con el cartel de "no hay billetes" colgado, su Majestad el Rey Felipe VI presidiendo en el palco Real y el rejoneador Diego Ventura abriendo plaza a Julián López "El Juli" y al torero Riojano. Se anunciaron dos de Los Espartales para rejones y cuatro de Núñez del Cuvillo para toreo a pie. A la salida de un par, ya metido en el burladero, Víctor Hugo Saugar "Pirri", banderillero de la cuadrilla de Diego Urdiales sufrió una tremenda cornada en el gluteo. A punto estuvo Urdiales de cortar la oreja de su primero tras una importante faena al de Cuvillo, pero la espada le privó de ello.

 

ASÍ LO HAN CONTADO

 

EL ACERO APAGA LA LUZ DE JULI Y URDIALES

Zabala de la Serna -El Mundo-

Diego Urdiales se puso a elaborar un discurso de despaciosidad, muy al aire del toro, sin apretarlo. Con ese clasicismo tan bello y puro. Subió la temperatura su izquierda engrasada. Que sacó la faena de la zona cálida y la introdujo en territorio caliente. Siempre se abría el cuvillo con el metro más que dejaba a Urdiales como fuera de cobertura. Brotó un broche de trincherillas y la torería perpetua. Y dibujó otra despedida enfrontilada, zurda y a pies juntos. La travesía de la estocada que asomó dejó la obra sin recompensa y entre tinieblas.

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OTRA VEZ LA MANO IZQUIERDA DE DIEGO

Pablo García-Mancha -La Rioja-

Esparraguero había apretado de lo lindo en el caballo y se comportó de igual forma en la muleta de Diego, que tuvo que reunirse al máximo con él en las dos primeras tandas en redondo, con la sensación clara de que el toro iba por su cuenta sin obedecer nunca el mando que trataba de imprimir Urdiales a su pañosa. Hubo una tercera serie muy profusa, con los pies literalmente enterrados en la arena, que remató con un cambio de manos alargando el muletazo hasta el final; bellísimo el lance. Firmeza absoluta en un toreo de máximo riesgo que precedió a la explosión de su obra, que llegó al natural meciendo los vuelos y pasándose por la faja la imprecisa embestida del toro, que nunca terminó de ir embebido en la franela y que acortaba cada vez más su distancia soltando la cara al final del muletazo. Se presagiaba un nuevo triunfo grande en Madrid por la vía de la colocación y la entrega. Se fue a por la espada y antes de cuadrar al toro se enfrontiló con él con la muleta en la izquierda. El último lance rodilla en tierra tuvo sabor de tauromaquias añejas.

 

QUE NOS QUITEN LO BAILAO

Alfredo Casas -CASASTORCIDA.ES-

Dispar y fea hechura exhibió el tercero de la tarde, un ‘cuvillo’ de ilustre reata, ancho de sienes, hecho cuesto arriba y despegado del ruedo que, de salida, hizo cosas de burriciego. Y de bruto. Apretó para los adentros ‘Esparraguero’, que terminó cazando a Víctor Hugo Saugar ‘Pirri’ cuando, tras clavar un par de banderillas, se adentraba por la tronera del burladero de la segunda suerte. Casi sin darnos cuenta, el toro propinó una grave cornada de 35 centímetros al eficaz torero madrileño. Encastado, poderoso y desclasado, Urdiales tardó nada más que una serie en apretar las tuercas al díscolo astado. Lo hizo como si nada, con un apabullante dominio y poder. Mano de hierro y ni una sola concesión al toro en la gobernada y sometida tanda de derechazos, rematados por debajo de la pala del pitón, que antecedió al toreo por naturales. Por el lado izquierdo consintió Diego que el toro pasara a milímetros de las espinillas. No por ello perdió su natural asentamiento y encaje. La siguiente tanda fue un prodigio técnico por el modo en que el maestro apretó y soltó las embestidas a su entero antojo. Impuesta su ley, un nuevo encuentro para soltar los vuelos de la muleta y acompasar las repetidoras acometidas. Simplemente soberbio. Cerrado el toro, naturales a pies juntos, una honda trincherilla y un último muletazo por bajo y con la rodilla apoyada sobre la arena que recordaron al gran Sánchez Puerto. Llegado el momento de la suerte suprema, Urdiales atravesó una estocada que hizo guardia. Como diría un castizo: ‘que nos quiten lo bailao’.

Devuelto a los corrales por inválido el sexto, saltó al ruedo un castaño sin cuello de la ganadería de La Reina -propiedad del maestro ‘Joselito’-. Desatadas las gargantas en un ensordecer y cansino griterío -la mecha la prendió un polémico ¡Viva la República!-, el contrariado Urdiales apostó por el desafinado pitón izquierdo de ‘Clarinete’. Algo le vería.  Aunque acostado y falto de ritmo, el toro no hizo más que buscar atajos para no desplazarse hasta el final, Urdiales logró empujar las renuentes embestidas gracias a su firmeza y la soltura de su cintura y muñeca. Haciendo un ímprobo esfuerzo por meter al distraído respetable en su labor, el de Arnedo hizo un alarde de colocación con el pecho siempre por delante; también de su milimétrico y sutil manejo de las telas. Una pena que ayer Madrid no estuviera por la labor. O no quisieron o no supieron enterarse. Ellos se lo perdieron.

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URDIALES LA CADENCIA

Juan Diego Madueño -El Español-

Diego Urdiales le puso la cosa. La cosa no la tiene casi nadie en casi ninguna profesión. Toreó con la derecha dándole un tiempo. Ligaba sin prisas. Repetía el toro. Había un fleco suelto por el que se veía a Urdiales en el alambre. En esa fragilidad surgen toreros. Qué calidad al natural, tragándole al toro, echándole los vuelos. A mí me conquistaba desde el embroque. Dos veces las puntas perfilaron las espinillas. Había gracia, se quitaba Urdiales chispeándole la personalidad. Un mínimo gesto evitando los garfios cruzados. Iba con todo el cuvillo si veía oportunidad. El final tuvo dos muletazos, genuflexo, colocándose al toro. Como las trincherillas y lo desprecios, toreando, yéndose a coger la espada. El sartenazo fue horrible: me pareció hasta torero.

Urdiales tenía la Beneficencia para agarrarla delante de Juli. Nadie había llegado empatado con el de Velilla guardando una bala. Se sentó de culo el sexto: pañuelo verde. El sobrero era de Joselito —la Reina— y a Urdiales no le gustó. Le costaba perseguir el capote. Dibujó tres verónicas que se emborronaron. Salió del trance el matador chasqueando el látigo. No se cayó Clarinete, lástima, debió pensar. Lo picaron muy bien. Alunizó en el caballo con los pitones tanteando las riendas. Hubo una discusión tremenda a cuenta de una republicana harta. La gente se gritaba mientras Urdiales buscaba algo en las embestidas desganadas de Clarinete. Al natural toreó como los elegidos. “Ábalos, dimisión”. Los aplausos se confundieron con el final de tanda.

Qué bien se la ponía Urdiales. A Clarinete le faltaba celo. Le faltaba de todo. El matador corregía las erratas del comportamiento. O al menos las vestía. No se enteraban los borrachos. La cadencia de Urdiales estaba acompañada por los gritos. Qué coñazo de gente. Toreaba Urdiales para él. Estaba a gusto, como si estuviera solo y llegaran el jaleo lejano de la fiesta de patriotas borrachos apostados al otro lado del muro. Los salvajes no le afectaron. Oscilaba la faena en el aviso. La espada se le fue algo baja: empate.

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Lunes, 17 Junio 2019 20:04

SIN OPCIONES EN LA MATINAL DE NIMES

Complicado lote el que correspondió a Diego Urdiales en la matinal de Nimes, mientras su padre y su hija recogían el galardón de las Bellas Artes de La Rioja que otorga el gobierno regional, su primero tras confirmarle la alternativa a Pablo Aguado, muy deslucido y sin condición y su segundo de lidia ordinaria con muchas complicaciones. El torero de Arnedo estuvo firme con ambos tirando de oficio y valor.

Lunes, 17 Junio 2019 18:22

TORERÍA Y TEMPLE ANTE LA NADA

Diego Urdiales volvió a sortear un lote muy poco propicio para el lucimiento en su segunda comparecencia en la Feria de San Iisdro 2019. Su primero reservón, sin emplearse y sin ninguna entrega y el que hacía quinto con algo más de fondo pero buscando los adentros en cada muletazo y con el que consiguió hilvanar las tandas a base de colocación y consentimiento, para pasar al pitón izquierdo por donde cuajó al de Alcurrucén al natural con varios muletazos de una hondura inusitada.


ASÍ LO HAN CONTADO

 

UN NATURAL QUE CUENTA UN MUNDO

Marco A. Hierro -Cultoro-

Transcurría -anodino- el quinto acto. Con esa ausencia de brillo tan habitual en las tardes de San Isidro, tan ausente esta feria contra pronóstico. Transcurría tediosa, plomiza, con un alcurrucén tras otro que llegaban hasta once sin que saliese uno medio bueno. El castañito cuerniblanco se iba para adelante sin el ritmo que Urdiales necesitaba en Madrid. Porque de uno en uno es posible que no haya oitro torero que interprete como Diego. Está acostumbrado, además, a hacerlo así

Y mira que es difícil. El toreo 2.0 que llaman por ahí se caracteriza más bien por sacrificar el primer muletazo. Ese es sólo para colocar al toro, para darle inercia o aprovechar la que trae. Es para abrirlo en la línea y dejarlo colocado para traerlo hacia adentro -eso lo borda Ponce- o para afianzarle la voluntad sobre la máxima del ritmo, de la repetición. Pero la pureza... ¡Ay, la pureza! Esa dice que el toreo comienza donde acaba la inercia y para eso no se puede sacrificar muletazo alguno. Y eso lo tiene claro Urdiales, el de Arnedo, que nunca quiso ser de menos ni estar de más. Por eso sabe exactamente quién es y quién quiere ser.

Andaba en esas Diego, en la búsqueda de la colocación más pura, de la entrega de los frentes y los pies en la rectitud del espinazo del animal. Andaba en el enganche sutil para no violentar al animal, en enroscarse todo lo atrás posible el viaje del toro, que no era corto ni largo, sino más bien vulgarón pero humillado y obediente. Esas dos cualidades le bastaban a Diego para proponer el toreo. Y entonces surgió como de la nada. Surgió entre otros de menor calado, pero emergió, en fin, como un fogonazo de ralentizada pasión que se escondía entre el lodazal que pretendía limpiar Diego. Puro. Como siempre.

Porque hace tiempo ya que decidió ser César o no ser nada, y podría no ser nada cuando el olvido lo alcance, pero pudiendo ser César... ¿Para qué arriesgarse a que lo atrape el olvido? Sólo teniendo activo ese mundo interior que desveló el natural, sólo latiendo naturales para transparentar su fondo es feliz Urdiales, el de La Rioja. Y no hacerlo así significaría no ser nada.

 

MENOS ES MÁS

Alfredo Casas -CASASTORCIDA.ES-

El segundo en el orden de lidia, estrecho de sienes, zancudo y montado, desarrolló una locuna y desclasada movilidad. Poseído por su aspereza y fondo de genio, ‘Socarrón’ no hizo más que picar por dentro, defenderse y salir por encima del estaquillador de la templada y calibrada muleta de Diego Urdiales. Escrutaba el asentado diestro riojano las opciones del bruto y descompuesto pitón izquierdo, cuando el toro se afligió y arreó un seco derrote que propició el desarme. Entonces, Urdiales le dio por bajo un merecido escarmiento de castigo. Por cabrón. Bien merecido lo tuvo. Cinqueño, alto de cruz, montado y silleto, el descastado quinto se aburrió en el peto del caballo y, si bien descolgó ante el preciso capote de Víctor Hugo Saugar, lo cierto es que no quiso ir hacia delante. Pareció que le costaba apoyar las manos. Armado de paciencia, Urdiales le fue construyendo un sobrio y técnico trasteo. A fuerza de apretarle las tuercas, imponerle el ritmo y medirle al milímetro cada arrancada, logró Diego esculpir una serie de naturales con el hocico literalmente cosido a los vuelos de su pañosa. Qué verdad es que, en el toreo, menos es más. Por la renuente condición de su astado, dos ralentizados y hondos derechazos resultaron como una bocanada de aire puro; después el toro no quiso más que buscar atajos para no consentir la voluntad del exigente trazo de los muletazos. Y miren que se lo puso fácil. Por rúbrica unos naturales a pies juntos, rematados por debajo de la pala del pitón, rebosantes de naturalidad. Como colofón, la estocada de la feria. Por tardar el toro en doblar las manos y por levantar el tercero al toro con la puntilla, se esfumó la posibilidad del trofeo.

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EL POSO DE URDIALES PESE A ALCURRUCÉN

Gonzalo I. Bienvenida -Aplausos-

Un colorado, ojo de perdiz, estrecho de sienes, fino en sus hechuras y en sus astas hizo quinto. Un dije. Pasó desapercibido en los primeros tercios pero Urdiales había visto su fondo. Se fue apagando la embestida pero no la calidad de su voluntad para ir hacia delante. El inicio de Urdiales tuvo torería, todo para el toro. Le buscó las vueltas en distintos terrenos con la idéntica fórmula del temple en todas las ocasiones. Fue una labor de paciente buscando el muletazo perfecto entre otros de tipo preparatorio. Hubo derechazos fantásticos acompañando mucho, también trincherillas aisladas con mucho sabor algún natural.

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"CÁLIDA Y CLÁSICA FAENA DE DIEGO URDIALES"

Zabala de La Serna -El Mundo-

Diego Urdiales quiso hacerle las cosas bien hechas a aquella bondad inconstante. Convenciéndose lentamente de poder hacerlas. Desde el embroque de su derecha a su izquierda de pulso, la viga maestra de la maestría imbuida y asumida. Urdiales en su papel. A pies juntos la sutileza de los naturales enfrontilados, en las yemas el cuello portentoso del tronco de Limonero. Una trincherilla fue un fogonazo sutil; la estocada, un certero cañonazo. El final de una cálida y clásica faena. La admiración sucumbió antes que el toro, remiso a oír el cascabeleo de las mulillas. Cayó la ovación solemne tras los avisos puntuales.

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UNA SORDA FAENA DE URDIALES...

Paco Aguado - EFE.-

Una más que estimable y meritoria faena de Diego Urdiales, que fue el momento de mayor interés de la corrida de hoy en San Isidro, pasó sin eco y casi desapercibida para un público aplanado por el desesperante y manso juego de los toros de Alcurrucen.

A esas alturas del festejo, la lidia del quinto de la tarde, el ambiente transcurría entre una profunda decepción, en tanto que los cuatro serios ejemplares anteriores de los hermanos Lozano o bien se habían rajado más o menos claramente o no habían tenido ni raza ni fuerzas para embestir con un mínimo de emoción.

Ese segundo del lote de Urdiales, abanto de salida e igual de negado en varas, estaba repitiendo el guión de sus hermanos, dejándose solo un mínimo fondo de casta para moverse insulsamente tras la muleta.

Pero esta vez la impecable técnica muletera del riojano, que se define por majenar con una precisión absoluta el vuelo de la tela roja, fue consiguiendo, ya desde los primeros compases del trasteo, centrar y encelar algo más al animal que, aunque sin humillar, siguió por eso el trazo de los pases con cierto recorrido.

Contó para ello, definitivamente, lo fácil que se lo puso su matador, que acertó de pleno con las coordenadas de altura y espacio de los cites para que los pases con ambas manos surgieran limpios, templados y algo más largos de lo que en principio quería el animal.

La cuestión es que tan impecable trasteo no acabó de calar en el aplanado tendido de Las Ventas, más por la poca transmisión del toro que por el buen gusto y la torería del diestro riojano, que siguió apostando y alargando el trasteo en busca de ese reconocimiento que solo llegó, en forma de una fuerte ovación, cuando acabó con el de Alcurrucén de una gran estocada.

Ya se lo había puesto antes igual de fácil al segundo, aún más deslucido, pues no quiso nunca descolgar su serio testuz más allá de la altura natural, por lo que Urdiales no le dedicó tanto tiempo como al quinto.

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EL OASIS DE DIEGO ANTE LA MANSADA

Patricia Navarro -La Razòn-

En medio de este delirio de mansedumbre apareció Diego. El mismo que con aquel quinto, reservón, a la espera, que pasaba por allí... le hizo las cosas muy bien. Imperceptible para la masa, escrupulosamente necesario para los amantes del toreo. Urdiales se puso a torear en mayúsculas a pesar de todo. A pesar de que el toro poco decía, a pesar de que la arrancada la cargaba por dentro, a pesar de que el público, que llenaba la plaza, ignoraba, o eso parecía, casi todo lo que pasaba allí. Y no era emocionante, no rozó lo volcánico en ningún momento, pero no todas las tardes se ve ir a un toro con la convicción y la verdad, sin tomar el pulso antes y sin tirar de los recursos. A la aspereza que tenía el toro le administró suavidad, cercanía, plomo en las piernas para no lamentarse entre las estrecheces, el pecho por delante, el medio pecho para afinar, las plantas, las dos atalonadas, y ese canto al clasicismo. Los naturales a pies juntos y el intento de ayudados genuflexo del final. No hubo triunfo, sí torería. Pero el toro, además de todo, por demás de todo, era soso, de poca transmisión. La espada, a la primera y en lo alto, hundió. Cerraba una faena tan silenciosa como torera. La muerte digna y la ovación sincera.

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Diego Urdiales volvía a pisar la arena venteña por San Isidro tras la conmoción que causó su actuación en la pasada Feria de Otoño en la que descerrajó la Puerta Grande tras cortar tres orejas. No pudo rememorar triunfo ya que los Fuente Ymbro no permitieron lucimiento alguno, el primero sin ninguna entrega y el segundo de incierto viaje al que le costaba un mundo seguir hasta el final los engaños, saliéndose del embroque para buscar el cuerpo del diestro riojano, que se mantuvo firme y sereno ante tales acometidas.

Diego Urdiales regresa este miércoles 15 de mayo a Madrid en la festividad del patrón de la capital, San Isidro, tras su puerta grande en la pasada Feria de Otoño, tras cortar tres orejas, y su ausencia en el abono isidril de 2018. Los toros serán del hierro de Fuente Ymbro como el pasado 6 de octubre y acompañarán en el paseíllo al diestro de Arnedo, Juan Serrano “Finito de Córdoba” y Miguel Ángel Perera.

Diego Urdiales regresó a Sevilla desparramando toda su torería y gracia, desde las mecidas verónicas de recibo a su primer Juan Pedro, jugando la cintura y las muñecas hasta su toreo en redondo de cadera a cadera, con una sutileza inusitada y con una hondura tal que de los tendidos de la Maestranza surgieron los "oles" secos y profundos, como su toreo.

RESUMEN DE PRENSA


DIEGO VOLVERÁ A SEVILLA

(Zabala de la Serna) El Mundo

La faena sucedió en serena calma. Midió los tiempos y los espacios como antes los puyazos. El pulso débil del bondadoso toro de precisas fuerzas pedía caricias, el toreo de muñecas, allí donde late el corazón de Urdiales. Sin exigir ni apretar en aquel compendio de exactitud de alturas. No hubo música ni falta que hacía: los oles rasgaban el silencio como el vuelo de los vencejos. Como una banda sonora que salpicaba los muletazos gráciles. Que se fueron consolidando entre paseos de aire puro para el domecq. Y así las últimas rondas desprendieron un son continuo y excepcional, la medida de la perfección: la armonía y la naturalidad vestían el toreo desnudo de Diego (léase pureza). Alguien expresó un murmullo que ni siquiera fue un ole, sino un «¡ohhh!» de admiración. Quizá lo provocó la penúltima serie de redondos. O aquella trinchera maciza o esta trincherilla chispeante. A pies juntos y enfrontilado despidió la exquisita composición de aterciopelada intensidad. Como un homenaje a Manolo Vázquez: Urdiales tiene su talla y su molde.

La estocada se cayó de la cruz a los blandos y acarreó que sólo flamearan algunos pañuelos. La vuelta al ruedo ocurrió con la misma despaciosidad del mundo de Diego, un hombre sin reloj.

CRÓNICA COMPLETA www.elmundo.es


¡SILENCIO, UN TORERO!

(Antonio Lorca) El País

El reloj de la plaza marcaba las siete y seis minutos de la tarde. Corría una ligera brisa. De pronto, se hace el silencio en la Maestranza. ¿Qué pasa? Pues que un torero se dispone a torear. Expectación. Casi 11.000 personas fijan su mirada y su alma y guardan el absoluto silencio que merece la esperanza de un destello de arte.

Era Diego Urdiales quien, capote en mano, en el tercio de varas, trataba de engañar al viento para abrir de par en par su condición de artista. Y sucedió que, con despaciosidad, elegancia y buen gusto, dibujó tres verónicas excelsas que cerró con una media de cartel. Y el disfrute se desparramó por los tendidos.

Hacía pocos minutos que el mismo torero había recibido a este primero con otro ramillete de preciosas verónicas, y tras saludar Pirri en banderillas, la Maestranza entera de disponía a descubrir a ese artista con carnet de La Rioja.

Naturalidad, elegancia, prestancia… desprende este torero en sus andares por el albero. Y todo lo ejecuta con regodeo interior y pasmosa lentitud que no es la antesala del aburrimiento sino del pretendido éxtasis.

...Y Urdiales tomó el pincel de la muleta, saboreó el marco sevillano y trató de pintar una obra con un motivo inexistente. A pesar de ello, de su inspiración surgieron llamativos colores en gotas de torería, con trazos largos y hermosos por ambas manos, intermitentes todos, aislados, también, pero suficientes, a veces, para saciar el alma. Tres naturales fueron largos y hermosos; elegantes los derechazos, y una armoniosa tanda final con la izquierda a pies juntos fue la firma de lo que debió ser una gran obra. Pero no hubo lugar al entusiasmo ni faena grande. Hubo relámpagos de toreo, buen gusto, aroma… Y no pudo reeditar su loable intento ante el insufrible quinto.

CRÓNICA COMPLETA www.elpais.com


CLAMOR POR LA LENTITUD DEL TOREO DE URDIALES EN SEVILLA

(Pablo García-Mancha) La Rioja

Es difícil asomarse, siquiera, a la lentitud que imprimió Diego Urdiales a su toreo en La Maestranza. Tan lento, tan conmovedor y tan roto de torería que el público recibió con asombro aquel racimo de naturales finales enfrontilado y a pies juntos ante ‘Nebli’, el Juampedro bellísimo al que redujo su velocidad a la mínima expresión de la cinética. Se diría que como aquella encina que antaño plantó ‘El Viti’ en esta misma plaza, ayer Diego dibujó el aire mecido de una vid de garnacha en ese minúsculo espacio de la divisoria del sol y la sombra donde fue macerando una faena rica en antoncianos, sin el más mínimo retorcimiento: compás desnudo de adjetivaciones, la cintura, las yemas de los dedos, los vuelos, la tela como líquida, todo resumido en tal naturalidad que lo que estaba sucediendo rayaba con lo imposible, con lo inaudito de su propia excepción como torero.

CRÓNICA COMPLETA www.larioja.com


FAENA DELICATESSEN DE URDIALES

(Alfredo Casas) CASASTORCIDA.ES

Aún con el ánimo intacto, se hizo presente en el ruedo un toro que fue un tacazo; le enjaretó Diego Urdiales de salida al segundo una decena de ralentizadas y mecidas verónicas que tocaron la sensibilidad de la afición hispalense. Tras economizar el esfuerzo y las arrancadas del toro en varas y banderillas -hago mención especial a los pares de Víctor Hugo ‘Pirri’-, el torero de Arnedo brindó su lúcido y delicado trasteo a sus hermanos Juanjo y Rubén. Administró milimétricamente Urdiales a su rebrincado y agradecido ejemplar durante una faena planteada en el terreno oportuno y meticulosamente medida en el tiempo. Más que torear, el menudo diestro riojano, por el relajado y despacioso manejo de su muleta, pareció acariciar las embestidas. Añadan a ello su natural ejecución, la hondura de las trincheras, trincherillas y pases de pecho con las que rubricó cada serie y su torero andar por el ruedo. Qué forma más torera de entrar y salir de la cara del toro. Torería añeja, torería de color sepia, torería clásica. Una verdadera delicatessen que enardeció a los tendidos y únicamente emborronó con su desatinado manejo de la espada. Con todo, la aclamada vuelta al ruedo tuvo sabor a efeméride. Frente al desrazado quinto, un toro sin chispa ni ritmo ni clase, Urdiales volvió a intentar el milagro. Pese a hacer todo cuanto estuvo en su mano, ‘Juicioso’ le negó la más mínima opción de lucimiento.

CRÓNICA COMPLETA www.casastorcida.es


LA MÚSICA CALLADA DE DIEGO URDIALES

(Javier Fernández-Caballero) Cultoro

En el Baratillo, donde una marcha se anuncia con tres toques de llamador para que Caridad del Guadalquivir comience el racheo, vino el alma pura de La Rioja a asentarse sin que Tejera hiciese falta para cuajar el toreo que lleva en sus entrañas.

Sin ser la explosión de una obra excelsa, Diego dejó sobre el albero maestrante la gracia de su concepto. Porque el sabor no requiere de añadidos para que éste estruje el alma de los que lo disfrutan.

Tremendamente derecho, como una vela, entró Diego a enterrar un acero que se le fue muy bajo… ¡pero qué muletazos pegó antes!

CRÓNICA COMPLETA www.cultoro.com


URDIALES DELITA Y MORANTE SE PICA

(Alvaro Acevedo) Cuadernos de Tauromaquia

...Fue en el segundo de la tarde, medido de fuerza y bravura, al que meció en su capote suelto y frágil, y al que recogió en su muleta con la suavidad de una caricia. Al que acompañó tan lento, tan acompasado, con tanta pureza, que la gente se frotaba los ojos en cada suerte. Al que enganchó, condujo y soltó con la naturalidad que demanda el auténtico arte de torear. Al que administró magistralmente los tiempos, para que no se rajara. Al toro que mató de un horrible bajonazo, perdiendo así una oreja de muchísima fuerza pese a que el inepto de la música, más acostumbrado al toreo en versión noria, guardara un ridículo silencio durante toda su hermosa y torerísima faena.

CRÓNICA COMPLETA www.cuadernostm.com


GALERÍA FOTOGRÁFICA: MIGUEL PÉREZ-ARADROS


Domingo, 05 Mayo 2019 20:16

DIEGO URDIALES VUELVE A SEVILLA

Este lunes 6 de mayo regresa Diego Urdiales a Sevilla en plena semana de farolillos, en un cartel encabezado por Morante de La Puebla que junto a Jose Maria Manzanares acompañarán en el paseíllo al diestro Riojano para enfrentarse a los toros de Juan Pedro Domecq.

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